En esta escultura hemos querido resaltar la nobleza del toro de Lidia, ya que muchas veces pasa a un segundo plano y nos centramos más en su bravura. La sobriedad con la que está representado aquí el toro hace que destaquen más los detalles de su mirada y de su musculatura natural. Esta obra se sustenta sobre un pedestal de piedra blanca que realza la pátina del bronce.
NOTA: Varias piezas de esta serie han sido adquiridas por la Casa Real Española para ser entregadas como obsequio a los toreros.